Te escapas
desde la orilla
hacia los filos
de rocas lejanas.
Danzas
en olas de agua dulce.
Le agradeces
a la montaña
la inspiración ruidosa.
Te observo
en esta imagen mental,
el canal de colores
que me dibuja
toda la naturaleza abrupta
y tus contornos fértiles.
Recorto,
de tu perfil,
pequeños asombros,
ternuras,
extrañamientos,
pausas que hacen
que tengamos
los mismos pensamientos.
Amanece
y es irremediable
que yo también
me cruce de orilla,
olas de cemento y tierra.
Suplican
nuestras voces
un rato más
en el idilio restante.
Quedamos solos,
que la mitad del camino
nos encuentre;
un paseo
de misterios ansiados.
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