Con un aire de
elegancia fingida se levanta y se limpia los restos de polvo. Abrocha el botón de su saco, anuda el otro.
La flor de la vida se consume en un fuego feroz. Tira las cenizas en el marco
de papel que le hizo a la foto de él y su pareja, su pareja y alguien más. Un pelo consumido por el
cigarrillo que ya no alumbra la pequeña parcela de oportunidades home sweet
home. Pelo largo, lacio, teñido, siempre se le notan las raíces, siempre un
pelo descompuesto da la nota, muriéndose en la bañadera, dejándose caer en la
almohada, en la ropa (se limpia los restos).
Amanece y es el otro de los ojos rojos luego
de las batallas de fuego. Creyó escuchar voces, creyó morirse en el ahogo,
alguien intentó devolverlo a la noche pero no se dieron cuenta que lo
devolvieron a su infierno del día a día. Ahora intenta componerse pretendiendo ser una obra de miles de
pedacitos puestos juntos para terminar de encuadrarlo y duplicarlo en cada caja
que promete quinientas piezas.
Con ese aire
de confianza, mueve algunos estantes, busca el tarro vacío, saca la carta y
lee:
Razones como ésta/
razones de amor/ etéreo tu firmamento/ la mirada se vuelve eclíptica/ la
sustancia de nuestro semejar/ la base del fondo del mar.
Ensaya un
comienzo de insultos torpes, se dice que la explicación lo es todo pero no
quiere escuchar ninguna explicación porque ya conoce el rímel de los ojos
amarronados, enchastrados en lodo, y la boca golosa de rojo color a llanto.
Conoce las perversiones de sus manos y los silencios de las madrugadas en que
no quiso que la toquen ni que le digan cariño; la ausencia de compostura las
tardes de domingo.
Solía repetir
en su cabeza:
Ves el cielo,
amor, lo ves, el agujero negro que somos, lo ves, vamos a tragarnos toda esa materia.
If you stare at me, I’ll ..
just stare at me
Show me the line where you end
the moment when you die of love because of me.
Se limpia del
polvo cuando se levanta. Con los dedos manchados de gritos, con la ingle en
clave de sol. Mirando el cuadro de su pareja y él.
¿Es verdad qué
hay alguien más en la ropa, en las escaleras, murmurando en el pasillo: eres mi
razón de amor, etérea en mi firmamento?
Un corte en la
quijada, un quiebre cada dos por tres, pisando baldosas llenas de polvo. Se limpia
las manos con el marco de oro, de simetría, de caja de rompecabezas; cuántas cabezas
perdimos hoy, amor;cuántos hijos.
Devuelve la
carta, el comienzo, devuelve todas las lecturas de las tres de la madrugada:
El día que nos
conocimos/ púrpura el cielo / y el fondo
del mar.
e.e. cummings, do you? have you? he´s gorgeous. Maybe... too.
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