Tu maldad no tiene sosiego.
La alegoría de los lenguajes
me llevó a esto que somos
cuando las gotas caen inútiles.
Pero yo sólo deseo
contemplar el mundo
de jardín a jardín,
a través de los cuales
yo te digo
y vos me escuchás;
a través de los cuales
los silencios tienen gusto
al río que tenemos cerca,
al jardín de vegetales
que así sin más
nos ve partir
sin saludarnos
sin asustarnos.
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