jueves, 15 de diciembre de 2011

Charco.

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El Pacífico chocó contra el Atlántico.
Lo dejó perplejo. Abatido en su nebulosa de burbujas sin consuelo.
Lo desmigajó.
Le dijo: espantapájaros.

El Atlántico,con sus colores de calidez coral, apuró un ensayo
se dejó arrastrar como un río;
aprovechó las distancias hacia arriba para decirle a las montañas
que ya no habrá más dulzura de las lluvias.

El Pacífico,
dueño de lo oscuro,
arremete contra el Atlántico.
Lo cristaliza en una era de glaciares boreales.
Lo mira con indiscreción.

Es la idea de ahogarse la que lo persigue.
El miedo a extinguirse.

La conquistas de territorios es mucho más antigua que su historia. //

Es la idea fija del ahogado.

Cuando el agua entre en los pulmones y prevalezcan las arcadas de tos salada.
Cuando se forme la piedra de caracoles y desde dentro se escuche el rugir del mar.
Cuando se haga la canción y se aplauda a la obra maestra.
Cuando la luz ilumine el rostro azul pálido de la muerte.

La idea fija de salvación.

Y entonces se podrá hablar de espíritus artísticos.

Cuando el Pácifico se lleve la desolación.




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El Atlántico respondería.
Tus playas son las más frías.



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lunes, 7 de noviembre de 2011

Extractos de mi diario ...

Hay algo de ti aquí;
estas construcciones de gigantes
que el viento no ha roído,
ni el mar
porque aún está lejos.

Estos campos de abundancia
que no verán nunca otros ojos.



Ahora sos todo misterio,
todo anhelo
toda recapacitación,
cada vez que se filtre el aire,
cada vez que penda de un momento
la salvación.






Respeto con sigilosidad
lo anónimo del pensarte.





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[Seráquehemosolvidadocómomudardepieloajustarnoslossentidosparalasotrasgamasdelacajatoráxica.comoseráquenosvemosrepetidosentodaslasparedes,queminarizdebajodelacolchadonopuedasalvarmedelgrispiedra.comoseráqueaprietomisdedosconnerviosofervorantelasbatallasquenoconduzco,anteestefuegoincapazdearrancarleunapenaalversoquegravitainvocandotuvoz.nosoycapazdehacerlocaer,dedarleelúltimoround ]

lunes, 22 de agosto de 2011

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Una visión, un reflejo, la percepción agudizada para acertar.
Un interés que significa elegir espacios, elegir formas de nombrar las cosas, tal vez la más predestinada solución a lo impredecible.
De escribir los pasos, contar las letras de la enunciación, controlar cómo se respirará y qué cosas pesarán.
Un ir hacia lo que no es, hacía lo que no será pero se mistificará en lo soluble del deseo.
Porque cuando ya se es parte del mito es que alguien grabo a fuego que no se puede ser real.
De grabar entonces a fuego cuanto de todo lo que más temen equivocar.





2008 -

martes, 3 de mayo de 2011

Kissers of the noon .

Describe the situational context by listing some of the main words_







The house
in bloom/
The roof
is doom/
We scratch in/
We wanna enter
the stabbing room/
Explorers
falling from roofs/
Broken bones/
broken
roofs/
Bloody nails
scratchy doom/
Scripted creatures
in full moon/
Stalkers
wanna be in bloom/
Shark vicious steem
falling from roofs/

Kissers of the noon _











Explain yourself with extreme adjectives_

domingo, 10 de abril de 2011

Condicionales.

I

Quise quisimos y queremos relamernos por haber descubierto ese pequeño pedazo de otredad y oscurecimiento en que creemos que podemos verlo todo y nada transcurre porque el tiempo es una cosa ya olvidada y las linealidades se han congestionado del paralelismo y las interjecciones.



II


La hierba aun está seca. Murmura trivialidades. Cuenta la historia. Dos bocas que intentaron sorberla despacito. Sin encanto. Con precaución.



III


...completely out of.. I mean, the letter, the script, all the dialogues. Because there’s something that shouldn’t be here, you know, the light, the stuff, the meaning...




IV

Puedes respirar pero no puedo contestar tu llamado de tierra divina. Me prohíben la sombra de las conjugaciones en pasado y los plurales se resuelven a modo de conjunto encerrado en bolsas de tela que se mojan con la lluvia no anunciada. Pero por sobretodo hemos de dejarnos crecer el pelo, direccionarlo hacia arriba y construir un puente que nos permita una visión más acabada de la cabeza que adorna a la corona, que tiene piedrecitas de colores reluciente de amarillo dorado antiguo recuerdo de la cuidad de sol.
En el afuera perruno, se mece una polilla en su propias alas de manchas en degradé.



V


Y la vida no es más que la luz aplicada.
Tenue.

jueves, 3 de febrero de 2011

Cuando su corazón tenía rocío…

[Dedicado a Kerouac]




"Te lo estoy explicando a mi manera, no a la tuya, niño, perro, escucha: vete a encontrar tu alma, vete a oler el viento -vete lejos – La vida es una pena. Cierra el libro, vete – no escribas más en el muro, en la luna, a los perros, en el mar en el fondo nevado, un pequeño poema. Vete a encontrar a Dios por las noches. Las nubes también."


Jack Kerouac, Visiones de Cody.





N: Estaba yo entrando por la puerta de adelante, así como recién, con mis manos en los bolsillos, así como ahora, ¿lo puedes ver, verdad? Te lo imaginas.

J: Sí, sí. Así como que ya sabes a lo que venís.

N: Claro, esos itinerarios mentales. Entro y enciendo un cigarrillo de los verdes y espero ahí en la entrada porque se suponía que la tenía que esperar. Diablos, la estaba esperando.

J: Podría no haber estado allí.

N: Lo estaba, aunque no la escuchara. No iba a salir de allí, en eso estamos de acuerdo. Tardes como esas no era posible que se dejara abandonar fuera de las sombras.

J: Los cachos de piel secos.

N: Creer o reventar, el cuero cabelludo enrojecido.

J: Los chapuzones en el hule.

N: Cosas que aun le pertenecen al campo como esa casa anestesiada.

J: Pero solemne.

N: No, yo estaba esperando, pensando que My little suede shoes es unas de esas canciones que a todos les gusta tener en el bolsillo, como un pedazo de Nueva York en plenas festividades navideñas, y me dio asco y nostalgia.

J: Porque estabas repartiendo caramelos de halloween para ese entonces.

N: Algo poco usual si tenemos en cuenta que somos los primeros seres pensantes de esta América.

J: Capaces de exhalar pitadas.

N: Cuando le buscas la vuelta a las cosas como ahora, como en ese momento. Estaba parado así como ahora, ¿lo ves? ¿Se me ve la expresión?

J: Hombre lunático arribando a pensamientos.

N: Alguna porquería semejante.

J: Un tentempié.

N: Podrido de ofuscaciones, me entregué a estas ensoñaciones pretensiosas de hombre que busca la redención por llegar a acumular ciertas verdades. Todo esto en ese pequeño lapso de espera.

J: Ya te estás poniendo nervioso, anudate.

N: Es que de pronto escucho que grita con la voz desgarrada, adolorida.

J: Voces del campo, ¿qué pasaba?

N: Pasaba este grito de auxilio pero no me moví, comprendes. Me quedé esperando, estancado en esa acción. Porque sabes, no se puede cambiar de acciones así como así cuando te decidiste por una. Es como despertar bruscamente al sonámbulo. No podría salirme así como así.

J: Estabas drogado.

N: Completamente. Habíamos fumado con F. cerca de la estación. Estuvimos así toda la tarde.

J: Mientras yo me moría en accesos de tos verborrágica.

N: Claro, sabía que estabas abocado a esto de escribir. No podía penetrar tu espacio creativo, decidí no hacerlo. Ves, puedo también no decidir o decidir no.

J: Me hubiese gustado estar ahí de todas formas.

N: Bueno, lo pensé pero no hice nada al respecto como en ese momento en el que me quedé esperando. Todavía los esquemas podían cumplirse.

J: Dominó mental.

N: No respondo a esos gritos, por lo que baja las escaleras insultando. Está hecha una fiera, toda salvaje con el pelo revoltoso o esponjoso, lo que venga primero. Los ojos desorbitados, y como que la boca se le desdibuja en el grito, se hace una con el grito, casi que podría haber salido volando en un tornado furioso.

J: Poético.

N: Increíble.

J: ¿La furia iba dirigida a vos?

N: Por supuesto o eso parecía. Yo creo que me lo merecía, es casi tierno, pero entonces no lo quería.

J: Caprichito.

N: Insoportable capricho.

J: ¿Te hiciste ver?

N: Por el oculista, claro. Y está en bombacha y corpiño con esos colores que… no recordaba haberla visto con esos… porque de los tiempos en los que… yo era más bien lo que no se ve…

J: Cuando mirábamos al cielo y encontrábamos que el futuro era algo tangible.

N: Y sabroso y jugoso como una naranja.

J: No encontrábamos el camino porque lo estábamos pisando.

N: Y así anduvimos por millas y millas.

J: Los tiempos del resfrío. ¿Estaba linda en esa ropa interior?

N: Infernal. Lo sabía tan bien que me tira al suelo, me monta y empieza a mover la cabeza circularmente y con fuerza como buscando desnucarse.

J: Quizás estaba invocando al gran Dios.

N: Y los breteles empiezan a descocerse por sí mismos y en realidad toda su ropa interior se desgarra, y le veo los pezones muy rosados y erguidos. Todas esas tetas parecían estallar.

J: Se me abultan los pantalones.

N: En serio, era animal. Y su sexo rugía, cosa extrañísima. Decía, en su lenguaje secreto, que la fuente de vitalidad es un punto del que no se vuelve, como cuando llegas al nirvana, viste, o a esas cosas de semejanza espiritual. Una vez que las entendiste, tu cuerpo se disuelve. No tenes forma para volver, no tenes cómo carajo volver.

J: Te haces uno con el resto y el resto es vos.

N: Cuestión que siempre somos un resto.

J: Un reto.

N: Un tero, dejame de joder.

J: Bueno hombre de las cavernas, ¿qué pasó luego? ¿Se consumó el acto diabólico?

N: Ja, sí que lo era, pero no quería tocarla no sé por qué. Entonces de a poco se iba apagando, convirtiéndose en noche, hasta que escuché las campanas.

J: ¿Campanas? ¿Te llegaba el día del juicio?

N: No hombre, unas campanas. No sé, las inventé. De pronto sí quería poseerla.

J: El pito saltarín.

N: Y así fue, y así nos fuimos dominando.

J: A happy ending.

N: Fue curioso porque su cuerpo me decía que su extrañamiento era milenario, que me iba a extrañar para siempre porque no tengo hogar ni lo tendré.

J: ¿Profecía?

N: Mas bien sentido común.

J: Claramente. Supongo que por ende trajiste tu vieja valija.

N: Enmohecida.

J: Ajusticiada. Pues, entonces, vámonos.




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martes, 4 de enero de 2011

Un día

Olvidemos nuestras diferencias. Olvidemos las similitudes. Olvidemos las veces que decimos lo mismo y nos reímos ante la sorpresa. Estamos tan conectados mentalmente que quizás sea cierto que no necesitemos hablar. Si con silencios le descubrimos la forma de perro a un árbol y miramos los saltitos de los peces con aprobación. “Salen a tomar aire” te diría más tarde.
Estamos tan conectados. ¡Te agarré!, y me agarré, en el momento de la frase cursi.
Claro que vamos a decir lo mismo, si tenemos un gusto similar en un sinfín de cosas. Sinfín como la historia sin fin. Y ahora que lo pienso, el perro-árbol era como el perro-ave de esa película.
Todavía me rasco los tobillos buscando las reminiscencias de la noche. Dos pasitos y me debe haber picado un mosquito. Otros pasos y te vas a lastimar. Otros, tu campera tiene muchos cierres.
Me rasco y es todo lo que queda. El momento culmine del recuerdo queda atrapado en esa materialidad palpable. No se ve el abrazo. Ni la sonrisa. Ni la reproducción fílmica mental recrearía con precisión los detalles. ¿Cuándo fue que se me salió toda la sangre y quedó atrapada entre tus uñas? La luna estaba asomándose por encima de los techos, pero de tu lado era más gigante y yo la veía más amarilla. Te limpiaste los dedos en el borde de tu pantalón y ahí debe estar mi reminiscencia presente. La mancha, el bote, los remos, el motor. Ahora si llegarán hasta el otro lado del mundo.
Takk.
Lo que pienso es que “nada” tiene una corriente eléctrica de partículas excesivamente lúdicas. Claro, podríamos estar así todo el día que nos entenderíamos igual. Hasta que un golpe de un garrote invisible nos tirara al río y sí que el agua está fría; podrías bajar a rescatarme aunque se nadar, pero voy a dar manotazos de ahogada con tal de que aclare el día de nuevo. Son las 3 de la mañana te diría por tercera vez, pero de todas formas no estaría amaneciendo, y tenes razón.
El viento, la lluvia, el continente viejo, pero por sobretodo, el huracán. Viste la fuerza, viste lo gritos. Por supuesto que no. Los sentí. Entonces vamos bien. Un dos y tres cosas más, sueltas, escurridizas. Es muy cómodo escribir así. Entendes, entendes, entendes, y el Word me sigue marcando que esa palabra no existe, que tratarse de “vos” está (muy) mal.
Entiendes.
Me sigue picando los tobillos, pero ayer era uno, hoy es otro. Siempre fueron los dos, quizás no quería caminar más y entonces poder centrar mi atención en el ruido del agua cayendo.
La señora delante mío en el colectivo dijo: hasta pacheco. Y el colectivero marcó: 1.50. Todo lo que tenía yo eran 1.55. Iba a hacer trampa, si desde ahí siempre te marcan 1.75, a veces 2.00. Iba a hacer trampa, entonces nos conectamos mentalmente con el conductor. Ves, es una pelotudes eso de las conexiones, no tenemos que creernos importantes.
La moneda de 5 centavos es otro testigo. Y el rollo. ¿Cúando llegó a mi cartera?
Y no quería eso de irme detrás de los colectivos. Si toda la vida los estoy corriendo. Se me cerró el pecho.
Atención. Escaleras resbaladizas. ¿No te pasas la vida siendo atropellado todo el tiempo? Señora, su hijo se iba a morir de todas formas, le agarró la muerte súbita, después lo atropellaron, irremediablemente.
La casa de las ventilaciones, la de las milanesas, la de las empanada s.
La casa en las afueras de la locura.
La casa musical.
La casa corazón. Feels like home.
Volvamos al principio: colgada.
Volvamos al final: lindo.
Recorramos el camino, que eso de gritar en silencio nos salió muy bien.